El viaje fue un poco largo, pero lo pasamos genial, pues lo hicimos en el autobús del club Valencia Basket. Una vez en la ciudad almorzamos en una bonita plaza y después paseamos por el casco antiguo, vimos bonitos edificios y el guía nos explicó cómo era la vida hace muchos años.
La subida al castillo fue agotadora, pero el paisaje y lo que vimos merecía la pena: una construcción que servía de nevera para almacenar nieve, en su interior nos sorprendió una culebra que había quedado atrapada, y una especie de cueva donde se almacenaba agua de lluvia para abastecer al castillo. La única pena fue que el tiempo no estaba muy bien y nos llovió, aunque lo pudimos ver todo muy bien y los guías lo explicaban de maravilla; la lluvia sólo nos fastidió el momento de la comida, nos metieron en la sala de proyecciones y allí comimos y nos divertimos mucho, se nos pasó volando. Lo pasamos genial y nos divertimos mogollón.